Caleb es un adolescente de16 años de edad que vive en la zona de Ventilla en la ciudad de El Alto. Él es el mayor de 3 hermanos, y junto con su papá Joaquín es su papá iniciaron el emprendimiento de llaveros artesanales con forma de zapatos.
Caleb estudia por las mañanas, y en las tardes se dedica a la realización de los llaveros en un taller que tienen con su papá. Todo inició como un pasatiempo, en el que ambos con retazos que tenían en casa, empezaron a hacer unos pequeños llaveros en forma de zapatos, pero ninguno imaginaba que un día su arte por la artesanía los llevaría a tener un emprendimiento propio.
La familia de Caleb, se reduce a sus 2 hermanos menores de 8 y 12 años y su papá. Sin duda, la vida les puso obstáculos muy duros para ellos: “nosotros estábamos mal, incluso queríamos irnos a otro país, porque mi cuñado nos metió en una deuda ajena, y el banco venía a cobrarnos todos los días. Tuvimos que vender muchas cosas, nos bajonearon y entramos en una crisis total” nos dice don Joaquín.
Debido a que tenían que buscar formas de ganar dinero, Caleb tuvo que buscar varios trabajos para poder ayudar a su papá, pero no le fue muy bien: “estábamos mal, dormíamos en el suelo, no había nada, yo trataba que mis hermanitos no se den cuenta, así que estuve trabajando de diseñador, albañil, en grabaciones, de todo, pero mis patrones eran malos, no me pagaban, cuando somos jóvenes nos explotan”.
Sin duda, no eran buenos tiempos para la familia de Caleb, pero ellos demostraron que nada los podía vencer si estaban juntos, así que un día decidieron salir a vender los llaveros que realizaban por pasatiempo, y pudieron vender varios ese día. Lo que les motivó a realizar más, pero se encontraron con el problema de que no tenían materiales para hacerlos por cantidad. Un día una de sus clientes, les comentó de Save the Children y un programa que ayudaba al crecimiento de los adolescentes, en ese momento papá e hijo llamaron para ver de qué trataba. Don Joaquín nos cuenta: “Nos contactamos con Save the Children y fuimos a su oficina, nos trataron de forma cordial, y nos dijeron que nos iban a ayudar. Yo pensé que iba a ser un trámite, pero ese momento nos dieron un dinerito para comprar material y al día siguiente les llevamos la muestra de nuestro trabajo. Teníamos una máquina prestada, pero nos la pidieron, así que nos quedamos sin nada de nuevo, pero el programa de Save the Children nos dio una máquina propia, nos hemos puesto a saltar, ya era algo nuestro”.
La enseñanza del programa va más allá de solo guiar a las y los adolescentes a emprender un negocio, sino que se les enseña la importancia de quererse, el empoderamiento personal, sus derechos sexuales y también cómo tener una independencia económica, todos estos contenidos ayudaron a Caleb: “yo estaba con la autoestima baja, estaba decaído por nuestra situación, era rebelde, de rabia golpeaba la pared, pero en los cursos me enseñaron sobre la autoestima, me ayudaron a elevarla, también hablaron sobre derechos sexuales, no me gustó ese tema, pero aprendí. Y lo más importante fue los negocios, cómo sacar ganancias, vender, tener un capital, nosotros hacíamos mal las cosas, pero con eso aprendí. Hoy soy un Caleb nuevo”.
El emprendimiento de llaveros ya lleva alrededor de 2 años, y gracias a los cursos han mejorado la técnica en los llaveros y ampliaron los modelos de zapatos. Ya no solo venden en la feria 16 de julio, sino que también reciben pedidos, tienen tiendas donde dejan sus productos y buscan expandirse. Los momentos en familia, se viven a diario, ya que los martes, jueves y sábado toda la familia sale a vender, incluso los más pequeños han logrado tener un capital de las ventas y con ese dinero se pueden comprar sus películas o algún antojito, como nos cuenta don Joaquín: “Antes les pedíamos que nos compren uno, y nadie quería aceptar nuestro producto. Ahora nos hacen encargos, e incluso nos dicen porque no me traes más. También aprendimos a ahorrar, y sacar nuestra ganancia. Cada uno de mis hijos tiene su capital de venta, y su dinerito. Trabajamos por la tarde, primero comemos en la pensión. Ha cambiado nuestra vida totalmente, quiero encontrarme con quien empezó este programa de Save the Children y agradecerle por su ayuda”.
No cabe duda que hay tiempos difíciles en cada familia, pero con una buena actitud, esfuerzo y dedicación se logra superar los obstáculos. Un ejemplo de vida es Caleb y su papá, juntos están sacando adelante a su familia, sin descuidar sus estudios, y sus clases de teatro que por cierto es gran actor, pero ya tiene su profesión en mente: “yo quiero ser psicólogo, me gusta estudiar la mente humana y sobretodo quiero ayudar a las personas con autoestima baja, y recordarles que cuando se quiere, se puede, así como yo. También quiero ampliar nuestro emprendimiento y hacer más modelos de zapatos, ya tenemos botas de militares, botines, zapatos de cholita, vamos a llegar a otros países”.
La mente de un visionario como Caleb no se detiene por nada, y sin duda el apoyo de su papá y de sus hermanitos es un pilar fundamental para que él quiera seguir sobresaliendo y buscando mejores oportunidades de vida. Como muestra de ello, durante la pandemia del COVID-19 no podían salir a vender los llaveros, así que empezaron la venta de queques y entregaban con todas las medidas de bioseguridad en su zona.
Ambos agradecen a Save the Children y el programa, no solo por ayudarlos en su emprendimiento, sino también a nivel personal y con alimento cuando les hizo falta: “Nosotros estamos muy agradecidos, el primer momento que los conocimos nos abrieron la puerta. Los que están en el programa y no lo aprovechan serían muy tontos, nos han apoyado con maquinaria, material, en esos tiempos de pandemia han venido y nos han dado alimentos, nunca nos han abandonado, gracias por ayudarnos a vender y todo. Ni nos imaginábamos y llegan con alimentos. Nunca había visto un programa así, porque siempre te piden algo a cambio, un interés de por medio, pero lo que hemos visto es que Save the Children solo quiere vernos bien como familia. Poco a poco vamos a solucionar. En lo personal por lo pronto estamos tranquilos, estamos mucho mejor, por lo menos no falta la comida, no tenemos que pedir fiado, de lo mismo que vendemos comemos”.
El proyecto realiza un acompañamiento continuo a cada uno de las y los adolescentes que forman parte de las capacitaciones, ya que el principal objetivo es lograr que ellas y ellos sigan superándose y poniendo en práctica la formación que reciben. Más allá de un emprendimiento, es formar parte de la vida de adolescentes protagonistas del desarrollo del país.