La educación como herramienta de protección

Verónica, trabaja en la Unidad de Prevención de la Violencia (UPV) del municipio de Sacaba-Cochabamba: inicialmente se dedicaba a tareas administrativas, con poca interacción directa con las familias afectadas por la violencia. La unidad realizaba acciones preventivas básicas, enfocándose en niños mayores de cinco años, sin abordar las necesidades de la primera infancia.

«Cuando llegó la herramienta Vroom de Save the Children, sentimos que era justo lo que necesitábamos. Vroom nos daba ideas educativas muy sencillas y fácil de practicar donde nos toma 2 minutos practicar. Las familias no sabían que hacer para apoyar a sus hijas e hijos: desde que empezamos a implementar la herramienta Vroom, ya practican todos los días, esto les permite crear la interacción entre madres, padres y sus niñas y niños y así desarrollarse mejor. Esto hace que las mamás, los papás y los cuidadores se sientan más seguros y les permita conocer a sus hijas e hijos. Aunque nuestra oficina se enfocaba en proteger a los niños de la violencia, nos encantó la idea de usar la educación como una herramienta más, especialmente para los más pequeños, los que tienen menos de cinco años. Nos dimos cuenta de que estos consejos podían hacer una gran diferencia en nuestro trabajo diario”.

En la UPV empezaron a usar Vroom en las sesiones comunitarias y en visitas domiciliarias. Esto permitió estar más cerca de las familias y entender sus problemas, creando un ambiente de confianza. Verónica recuerda a una mamá y a su hijito: el niño había vivido momentos muy difíciles y eso lo hacía ser muy callado y a veces agresivo. “Trabajamos utilizando los consejos Vroom, y vimos cómo el niño empezaba a expresar sus emociones. Hubo un día en que no podía saltar la cuerda y se puso muy triste, él decía que no podía. Pero su mamá lo abrazó y le dijo, tú puedes yo confío en ti. El niño lo logró y estaba feliz y abrazaba a su mamá y decía ¡lo logre!»

La experiencia con Vroom transformó la perspectiva de la UPV.  Lo que comenzó como una tarea adicional se convirtió en una vocación, evidenciando la importancia de la primera infancia en la prevención de la violencia. Las familias se mostraron receptivas, integrando los consejos en su vida diaria e involucrando a todos sus miembros. Al invertir en el desarrollo temprano y fortalecer los vínculos afectivos, se construye una base sólida para una sociedad más justa y pacífica, donde las generaciones venideras crezcan libres del ciclo de la violencia, nutriéndose del cariño y la atención que merecen.